Un acuerdo de mínimos no vinculante fue el broche que dio clausura a la polémica Cumbre de Copenhague celebrada en la capital danesa del 7 al 18 de diciembre.
En el polémico texto negociado por 29 países y la Unión Europea, 192 naciones reconocen la gravedad del Cambio Climático y califican el problema como uno de los mayores retos de nuestros tiempos. La Declaración recoge la voluntad de las naciones firmantes de abordar conjuntamente el problema con urgencia, aunque su carácter no vinculante permite que el conjunto de medidas previstas, de las que el plenario final de la Cumbre del Clima sólo “ha tomado nota”, se acerque más a un catálago de buenas intenciones que al tratado internacional que se esperaba.
El Acuerdo de Copenhague nace sin el peso específico necesario para atender a los ambiciosos objetivos a los que tanta importancia parece concederle. Envuelto en la polémica del rechazo frontal manifestado por Sudán y los paises del llamado Bloque Bolivariano y las discrepancias en torno a los mecanismos de transparencia surgidas entre Pekín y Washington, aplaza el debate sobre el Cambio climático hasta México 2010. En este sentido, el Jefe de Planificación de Estrategias del Secretario General de la ONU, Robert Orr, ha declarado recientemente que el documento político que se abrirá a la firma por no haberse adoptado por consenso, podría constituirse en centro de gravedad real para las negociaciones de un Tratado en 2010 si recibe el apoyo que se manifestó en el plenario final.
De entre los avances en materia de lucha contra el cambio climático que incorpora el texto, destacamos los siguientes:
• La Comunidad internacional reconoce la necesidad de evitar que el calentamiento global supere en 2ºC los niveles preindustriales, aunque de la redacción del texto se duduce que este límite no puede ser reconocido formalmente como un objetivo.
• La Comunidad internacional reconoce la necesidad de hacer lo posible para que las emisiones toquen techo “lo antes poisble”. Sin embargo, no se establecen cifras de reducción de emisiones ni para 2020 ni para 2050, aunque todos los países se comprometen a presentarlas antes del 1 de febrero de 2010.
• El documento también establece la financiación que los países desarrollados destinarán a la mitigación y adaptación al cambio climático de las naciones en desarrollo y que será de 30.000 millones de dólares entre 2010 y 2012 y de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. Se prevé la creación del “Fondo Verde impulsado por México, instrumento financiero que permitirá dotar a los paises más desfavorecidos con fondos para desarrollar proyectos mitigación y adaptación al Cambio Climático y transferencia de tecnología.
• Se define un mecanismo de transparencia basado en un sistema “internacional de análisis y consultas” , que ha quedado pendiente de concreción. El texto deja claro que cada pais comunicará a la ONU los datos sobre los emisiones y que el sistema respetará la soberanía nacional. Las acciones de reducción de emisiones que se lleven a cabo con dinero internacional sí estarán sujetas a un completo sistema de comprobación.