Doi: https://doi.org/10.56398/ajacieda.00192
Hoy ha sido publicado el Decreto 79/2009, do 19 de abril, polo que se establece a estructura orgánica da Xunta de Galicia. En él se crea la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas. Tras más de diez años con una Consellería dedicada exclusivamente a los temas ambientales (en concreto desde el año 1997), las competencias ambientales se integran en una Consellería de perfil más amplio, siguiendo la reciente tendencia marcada por el Gobierno español tras la creación del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. La pregunta que cabría hacerse es si ello va a ser positivo para la protección y adecuada gestión pública del medio ambiente de la Comunidad.
Hasta el año de creación de la Consellería del Medio Ambiente las competencias en este ámbito aparecían dispersas en diferentes consellerías, de modo similar a como ha ocurrido en la Administración General del Estado hasta la creación del Ministerio de Medio Ambiente en el año 1996. La protección del medio Ambiente ha ido “escalando” en la estructura administrativa a medida que iba adquiriendo mayor relevancia social, hasta merecer una consellería dedicada en exclusiva a esta materia. Desde esta perspectiva histórica la dilución del medio ambiente en una consellería de mayor alcance puede representar un paso atrás. Además, la competencia ambiental pasa a pertenecer al mismo órgano administrativo encargado de promover obras públicas e infraestructuras, lo cual puede abrir serias dudas sobre el nivel de exigencia de los procedimientos de evaluación de impacto ambiental de los proyectos públicos.
La creación de esta macroconsellería puede hacer perder presencia y protagonismo al medio ambiente en el diseño de las políticas públicas de la Comunidad. Todo ello va a quedar más o menos evidenciado depediendo del lugar que ocupe la protección ambiental en los objetivos políticos y estratégicos de la nueva consellería. El momento de crisis económica actual no parece estar contribuyendo a que el medio ambiente ocupe una posición fuerte en la escena política autonómica, aunque ha quedado evidenciado que los sectores económicos vinculados a la medio ambiente puede ser un factor importante en la dinamización de la economía y el empleo.
Desde otra perspectiva la integración del medio ambiente en una consellería donde se recojan las competencias de ordenación del territorio e infraestructuras, podría ser positivo en la medida en que puede contribuir a cubrir uno de los grandes déficits de la sociedad gallega: la ausencia de una planificación y ordenación sostenible del territorio. La planificación del litoral es uno de los grandes temas de esta legislatura. La integración del medio ambiente en la consellería encargada de esta materia puede darle una orientación más conservacionista, sin duda necesaria ante los riesgos de una explotación insostenible y desordenada de la costa gallega. No obstante, también puede ocurrir que la técnica de evaluación ambiental estratégica se vea debilitada por las mismas razones que hemos señalado en el párrafo anterior, con relación a la evauación de impacto de proyectos públicos.
Para finalizar, cabe decir que el futuro deseable sería la integración plena del medio ambiente en todas las consellerías sectoriales y la consiguiente desaparición de las estructuras administrativas dedicadas específicamente a la protección ambiental. Ello sería un reflejo de que todas las políticas económicas y sociales han integrado plenamente los objetivos, principios y técnicas de protección ambiental. No obstante el nivel de conciencia ambiental de la sociedad y de las autoridades públicas, el bajo nivel de la aplicación del Derecho ambiental y el papel secundario del medio ambiente en el diseño y aplicación de políticas públicas no indica que nos encontremos cerca de ese momento.