La economía azul
Autora: Sara García García, Doctoranda en Derecho de la Universidad de Valladolid
Fuente: Dictamen del Comité Europeo de las Regiones — Iniciativa de desarrollo sostenible de la economía azul en el Mediterráneo occidental, (DOUE C176/46 de 23 de mayo de 2018)
Temas clave: economía azul; desarrollo sostenible; Mediterráneo
Resumen:
El Comité Europeo de las Regiones publica un Dictamen en el que elabora un análisis y realiza unas recomendaciones en torno a la Comunicación, y el marco de acción que la acompaña, sobre la «Iniciativa de desarrollo sostenible de la economía azul en el Mediterráneo occidental», publicada el 19 de abril de 2017 por la Comisión Europea.
La iniciativa consiste en un conjunto de acciones con las que la Unión Europea propone alentar a Argelia, España, Francia, Italia, Libia, Malta, Mauritania, Marruecos, Portugal y Túnez, a explorar el valor añadido y la viabilidad de unas estrategias marítimas a nivel subregional, que planteen medidas para garantizar un espacio marítimo seguro, protegido y limpio, una mejor gobernanza del mar y una gestión sostenible de los océanos.
Esta iniciativa concreta, atiende individualmente al mar Mediterráneo, uno de los más importantes a nivel mundial por su situación estratégica especial, famoso además por su diversidad biológica y áreas protegidas, así como por ser crisol de cultura y unión de tres grandes continentes. Confluyen en él aspectos sociales, económicos y medioambientales de relevancia tal, que su tratamiento exige una atención especial.
Sin menospreciar su contenido, el hecho de traer aquí el Dictamen radica en dar luz a ese concepto sobre el que se formula, a una noción reciente cuya fuerza se va viendo incrementada en los últimos cinco años: la denominada Economía Azul.
El concepto de Economía Azul fue introducido por el economista belga Gunter Pauli a través de una idea con la que proponía emular la eficiencia funcional y material de los ecosistemas como medio para lograr la sostenibilidad y una mejora en la gestión de los recursos, al tiempo que se aumentaría la competitividad y se generaría valor añadido. La naturaleza, dice, tiene un método con el que la consigue transformar la escasez en abundancia y ésos son los mecanismos en los que la humanidad debe inspirarse.[1]
Pero más allá de conceptos teóricos o filosóficos, la Unión Europea ha hecho suyo el término aportándole un contenido concreto y relacionándolo únicamente con el mar; con los aspectos sociales, medioambientales y las posibilidades económicas del medio marino.
La Unión Europea últimamente está desarrollando políticas centradas en ámbitos muy concretos e individualizados con los que pretende avanzar en el fomento y protección tanto de aspectos económicos y sociales como medioambientales. Uno de los ejemplos más importantes en este momento es la Economía Circular, cuyo centro de atención y de actuación lo componen los residuos. Pues bien, con la Economía Azul, la Unión pretende centrar esos esfuerzos esta vez en el ámbito concreto del mar, en terreno marino, desarrollando en este caso una nueva política basada en ese valor social, económico y medioambiental de los océanos, como una opción para la Unión Europea del futuro.
Como se expuso en la Comunicación de la Comisión sobre la que trata el Dictamen aquí comentado, la COM (2012) 494 final, el mar y las costas son motores tradicionales de la economía. Por su situación geográfica abierta al exterior, los puertos y las comunidades costeras han sido siempre centros de nuevas ideas y de innovación. Las culturas del mundo actual nacieron y se desarrollaron en parte en función de éstos. Y además, ambientalmente suponen la mayor fuente de recursos, biodiversidad y ecosistemas del planeta, teniendo como protagonista al agua, un recurso finito pero que permite también desarrollar energías renovables, posibilitando la reducción de las emisiones de gases efecto invernadero.
Teniendo estos factores en cuenta y el hecho de que en su conjunto, afirma la Comisión, el 75 % del comercio exterior de Europa y el 37 % del comercio interior de la Unión tienen lugar por vía marítima, así como la proliferación de empresas y empleo existentes a su alrededor, la Economía Azul representaría aproximadamente unos 5,4 millones de puestos de trabajo y un valor añadido bruto de casi 500.000 millones de euros al año.
Dicho esto, para cumplir con el triple objetivo económico, social y medioambiental de la misma, y dada la frágil naturaleza del medio marino, la economía azul deberá ser sostenible y respetar las preocupaciones medioambientales que se planteen. Se necesitará un esfuerzo para reducir el impacto negativo medioambiental de actividades marítimas tales como la emisión de contaminantes o el vertido de sustancias nocivas.
En definitiva, a través de propuestas como la energía azul, propuestas en materia de acuicultura, turismo marítimo y costero, protección de recursos, o la denominada biotecnología azul, todas ellas anunciadas en la Comunicación de la Comisión y tratadas por el Dictamen, se hablará de la Economía Azul como el mecanismo de protección de los aspectos económicos, sociales y medioambientales de los mares y océanos con incidencia para la Unión Europea.
Lo cierto es que sin ser una novedad, el concepto de Economía Azul promete ser un nuevo campo a explotar por la Unión Europea, en la que aunará los esfuerzos desarrollados hasta ahora en ámbitos sectoriales como el de la política costera, pesquera, turismo o de desarrollo económico y sostenible.
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[1] Pauli, G.A. (2015) The Blue Economy: 10 years, 100 innovations, 100 million jobs. Report to the Club of Rome. Taos: Paradigm Publications. Páginas 14 y 15.